EL ESPACIO-TIEMPO Y LA IDEA DE DIOS



 EL ESPACIO-TIEMPO Y LA IDEA DE DIOS

No solo es necesario aclarar el origen físico del espacio-tiempo, es importante averiguar cómo llega esta configuración a nuestra mente. Lo primero para resolver su inicio físico, lo segundo para conocer el camino seguido por el espacio-tiempo para impresionar nuestra mente. Veremos cómo los dos análisis se respaldan mutuamente.

Se estableció que el espacio-tiempo o universo físico es un sistema de existencia físico por cuanto las cosas físicas están en el espacio durante un tiempo, y que la expansión permanente es su característica fundamental verificada experimentalmente, y que es esta virtud la que le da la capacidad de alojar las cosas pasadas, las futuras, las presentes, y al universo cuántico como conjunto, lo cual, para abundar, es privativo de un sistema de existencia.   Así queda definido el universo general como único y como espacio-temporal.

¿Cómo es que empieza este fenómeno? Hemos reiterado que es un sistema de existencia válido para las cosas físicas y válido para el mismo por cuanto es un fenómeno físico también. Entonces su nacimiento u origen ha de estar en el mundo físico, por coherencia lógica, a la vez que este reconocimiento tiene la virtud de excluir cualquier otro origen.

Encontrar el origen físico del espacio-tiempo en un universo tan basto requiere una herramienta simplificadora. Encontramos que es apropiado el análisis de la complejidad, sabiendo que las cosas ganan componentes con el tiempo, y lo inverso, que son más simples conforme regresamos hacia el comienzo, y, dado que el espacio-tiempo está constituido por solo dos componentes, comprendemos su simplicidad y por ello decidimos su búsqueda que pensamos está vinculada al origen, en las proximidades del inicio del universo.  Hay otro ser simple, el átomo de hidrógeno, que se forma por la fusión de dos partículas que aporta el mundo cuántico; ya constituido el átomo viene al mundo real como el ser real más elemental de este mundo. Este átomo sigue recibiendo aportes de partículas que forman átomos de mayos complejidad. Por lo tanto, no es descabellado que encontremos lo que buscamos, el origen del espacio-tiempo, allí mismo.

A esa opción se añade el hecho de que en el mundo real no encontramos ni al espacio ni al tiempo individualizados, no hay tramos de tiempo o pedazos de espacio, (al igual que en el mundo real no nos topamos con partículas) razón por la cual estas ideas han sido tratadas por los estudiosos como intuiciones a priori. Lo que deseo decir es que dado que los elementos constitutivos no están en el mundo real y que en cambio el espacio-tiempo ya fusionado o inherido si lo está, se puede pensar que los dos elementos constitutivos debieron estar como partículas. No hay donde más buscarlos.  Conviene recordar que muchos fenómenos son testigos de la intercambiabilidad entre los mundos real y cuántico. Esta hipótesis dice que puede acontecer lo mismo con el espacio-tiempo, que puede estar formado por seres que no son reales y forman un ser real. En ambos casos, el átomo y el espacio-tiempo compartirían su origen en el mundo cuántico, por obra del azar.

Hay otro fenómeno importante, que es de tomar en cuenta por su parecido con el que se propondrá, pues servirá para comparar fenómenos, es la luz, que pertenece al movimiento electromagnético, que se desplaza por los confines del cosmos, pues se inicia en el caos cuántico, compuesto por partículas de ese mundo, los fotones.

Sabemos que en el mundo cuántico se acumulan decenas de partículas por lo que es posible que entre ellas haya algunas que solas o combinadas respondan a la idea de partículas de tiempo o de espacio. (Los investigadores de la teoría de las cuerdas, String Theory, ya han llegado a deducir la posibilidad de partículas unidimensionales, iguales a las que se supone deberían ser las del espacio o el tiempo) Si esto sorprende por imaginativo invito a analizar las fórmulas que usa la mecánica cuántica rutinariamente, así veremos que siempre participan en esas fórmulas el espacio y el tiempo o formas de estos elementos con la particularidad de que su participación está caracterizada por el desorden. Si en el mundo cuántico hallamos formas de espacio y formas de tiempo, se puede afirmar que están allí, erráticamente como las otras partículas, y es factible pensar que pueden fusionarse de manera aleatoria, lo cual podría haber sucedido de igual manera a como se construyen los átomos o se forma la luz. Ahora bien, la frecuencia de estas ocurrencias tiene que ver con la cantidad de partículas presentes, sabemos de la abundancia de aquellas partículas que intervienen en la formación de átomos, de modo que las condiciones óptimas para que se funda el espacio-tiempo deben haber sido especiales, tal vez únicas.

¿Qué fenómeno físico sería el que se forme? Ofreceré una respuesta, pero antes me ocupo de lo que anticipé en el primer párrafo, sobre la presencia de espacio-tiempo en la mente. 

La estructura del espacio-tiempo llega a la mente por partes, primero viene la idea del espacio, luego la del tiempo, allí se integran por obra de la madurez sicológica del ser humano, la cual obedece a un proceso que se da desde el nacimiento hasta más de los veinte años para ideas abstractas pero que alcanza significado práctico alrededor de los siete años. Vale el esfuerzo de descubrir el cómo van hacia su meta, estos dos elementos, el espacio y el tiempo, advirtiendo al lector que hay indicios de que estos elementos se han convertido ya en partes de ciertas zonas cerebrales que se estudian con dedicación. Siendo precisos diremos que la vista ve el espacio-tiempo con énfasis en el espacio. Y digo esto, primero, porque la vista lo que hace, lo hace en un tiempo y, luego, porque el espacio solo no existe para el mundo real, mal podría nadie verlo aislado. No tenemos un sentido que sea capaz de informarnos de manera directa del paso del tiempo. Este ha de ser concluido de datos proporcionados por algunos sentidos.  El hombre debe procesar estos datos para concluir con la idea del tiempo. Los niños demoran hasta los 7 años en promedio para poder usarlo y los padres observan y sufren muchos eventos del proceso que siguen, especialmente en los viajes cuando preguntan impacientes. En los casos mencionados la experiencia ha jugado un papel decisivo. Lo curioso es que los hombres no estamos conscientes de que hemos asimilado al espacio-tiempo ya que esta fusión está a cargo del inconsciente pues viene incluida en las experiencias cotidianas. Un ejemplo puede ayudarnos a entenderlo, así, si lo intentamos, encontramos que muchas imágenes y algunas ideas vienen a la mente y pasan con destino desconocido, como nubes en el cielo, un poeta dice: “el instante que se va”.

Espacio y tiempo son distintos y los percibimos de maneras distintas, distinción que es importante para la física que los tiene que fusionar y para la mente que debe integrarlos. 

Aceptemos o no la sugerencia de que el espacio-tiempo tenga un comienzo obedeciendo al azar y que esto suceda en el mundo cuántico, sobresale otro problema por resolverse, la razón de la existencia del mundo cuántico. Hemos aceptado que, como conjunto, existe inmerso en el universo físico o espacio-tiempo, pero su estancia explica su permanencia no indica su inicio, ahí no se resuelve su origen ya que fue necesario que empiece el universo espacio-temporal para que le dé cabida al mundo cuántico. Ventajosamente no hay conflicto de tiempo para afirmar que el mundo real aloja al mundo cuántico pues a este no le afectan los estados del tiempo, el mundo cuántico no diferencia entre el antes y el después. El mundo físico y real o espacio-tiempo nace en el mundo cuántico, siendo este mundo cuántico a su vez alojado por aquel, puesto que solo no puede perdurar. La frase en cursiva es nuclear para la determinación del origen del espacio-tiempo porque demuestra que nuestro conocimiento de la física no puede avanzar más de lo que ya ha logrado en los último 100 años, y que, por lo tanto, debemos aceptar a Dios como creador del mundo cuántico y a este como el útero del espacio-tiempo o universo de lo real. 

La secuencia de la creación se daría en este orden:

1ro. - Dios crea el mundo cuántico. Cualquier cosa puede originarse allí.

2do.- En el mundo cuántico se fusionan partículas de espacio con partículas de tiempo por azar. Nace el universo de lo real como movimiento electromagnético tridimensional que se desplaza como energía.

3ro.- El universo real acoge en su seno al mundo cuántico que no tiene conflicto de precedencia pues no tiene organizado un sistema ordenado de existencia. Allí permanece limitado a las condiciones de existencia del mundo real.

El único fenómeno que cumple con todos los requisitos de la expansión, inclusive con la posibilidad de dar alojamiento a los tres estados del tiempo es el movimiento electromagnético. Propongo que el universo espacio-temporal nace aleatoriamente en el mundo cuántico, igual que su gemelo la luz. Posee una zona central donde se podría aceptar que se acumula el pasado físico de cosas y sucesos, mantiene vigente un conjunto de ondas de frontera ideales para conducir y protagonizar el presente y se expande hacia el futuro. Otros fenómenos detectados, como la energía oscura, que es también un movimiento electromagnético, se justifican por procesos similares, pero de menor envergadura. Además, una vez iniciada la formación de materia en el mundo cuántico esta va pasando al mundo real, tal como sucede ahora mismo. Partes de esas materias en construcción, chocarán unas con otras, múltiples veces en actos que acumularán más y más materia y calor en forma de astros, sistemas de estrellas, etc. antes de estabilizarse.
La concepción del espacio-tiempo desarrollada requiere de una concepción de la gravedad diferente a la vigente. La propongo en otro artículo.

El Big Bang no tiene esta capacidad explicadora. Es una conclusión irrebatible.

Dios, por esta manera de entenderlo, nos da algunos mensajes: nos dice que en este mundo cuántico cualquier cosa puede empezar, de manera que las cosas existen por acción del azar y que las que no existen simplemente no existen; su no existencia no obedece a un acto específico de negación.  Nos dice que no existen cosas creadas versus otras no creadas, sino un sistema imparcial, y que, por consiguiente, no es un Dios determinista, puesto que es ajeno a lo que por azar se ha formado y se forma.
De todo lo cual se concluye que el hombre es un resultado aleatorio, libre y plenamente responsable de su destino.

Y que Dios ha creado un sistema a partir del cual se pudo construir cualquier cosa, lo cual es un acto de justicia divina para con todo lo que existe.









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